Jugando con fuego
"Quien juega con fuego se acaba quemando" o eso dicen, pero ¿es siempre así? Siempre he pensado que esa frase nos limita, que no nos deja explorar nuevos límites. De alguna manera se tuvo que descubrir el fuego y de alguna maner se tuvo que descubrir que da tanto calor como para poder quemar algo, ¿acaso no fue tocándolo? ¿jugando con él?
Por eso yo hoy he decidido jugar con el fuego y dejar de verlo como un enemigo que me puede hacer daño. He decidido admirarlo, ver sus colores, luces y sombras y me ha hipnotizado. Ese bailoteo lento cuando le da un mínimo de aire, el chisporroteo cuando algo se quema y la fragilidad de algo sólido como la cera que se acaba convirtiendo en líquido.
Pero no me gusta quedarme con lo filosófico y me gusta observar lo terrenal, lo que a priori parece más simple. El fuego nos ilumina, nos permite ver todo lo que tenemos a nuestro alcance cuando no disponemos de lámparas o pantallas.
Nos hace ver como hasta lo más pequeño e inocente puede hacerse cada vez más grande y amenazante. Las sombras de los objetos que nos rodean pueden desvelarnos mucho más de lo que pensamos o quizás menos y lo que hacen es confundirnos.
Pero no por el fuego dejamos de querer lo que y a quienes tenemos. El fuego también es relacionado con el amor, la pasión, no siempre es algo que quema y destruye. El fuego es más bien algo que transforma.
Aún así hay algo de lo que no he hablado y en lo que no me he fijado. Es algo que me enseñó un libro de pequeña y que cada día me enseña más. El culpable es el Principito y me ha hecho dejar de hablar de lo esencial porque...
Por eso yo hoy he decidido jugar con el fuego y dejar de verlo como un enemigo que me puede hacer daño. He decidido admirarlo, ver sus colores, luces y sombras y me ha hipnotizado. Ese bailoteo lento cuando le da un mínimo de aire, el chisporroteo cuando algo se quema y la fragilidad de algo sólido como la cera que se acaba convirtiendo en líquido.
Pero no me gusta quedarme con lo filosófico y me gusta observar lo terrenal, lo que a priori parece más simple. El fuego nos ilumina, nos permite ver todo lo que tenemos a nuestro alcance cuando no disponemos de lámparas o pantallas.
Nos hace ver como hasta lo más pequeño e inocente puede hacerse cada vez más grande y amenazante. Las sombras de los objetos que nos rodean pueden desvelarnos mucho más de lo que pensamos o quizás menos y lo que hacen es confundirnos.
Pero no por el fuego dejamos de querer lo que y a quienes tenemos. El fuego también es relacionado con el amor, la pasión, no siempre es algo que quema y destruye. El fuego es más bien algo que transforma.
Aún así hay algo de lo que no he hablado y en lo que no me he fijado. Es algo que me enseñó un libro de pequeña y que cada día me enseña más. El culpable es el Principito y me ha hecho dejar de hablar de lo esencial porque...








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