Hogar

En medio de los tres antiguos burgos de Pamplona nos encontramos esta plaza con un edificio que todo el mundo reconoce nada más verlo. Es el ayuntamiento, ese lugar que aparece en todas las televisiones del mundo un día 6 de julio. Da igual por qué ángulo se mire, el balcón por el que se tira el cohete anunciador de las fiestas de San Fermin se reconoce al instante.



Lugar de encuentro para muchos, visita obligada para otros, el ayuntamiento de Pamplona abre las puertas a todo el que pase por la puerta. Al menos, así lo indica en la puerta. "Patet omnivus jamva cor magis" o lo que es lo mismo, "para todos está abierta la puerta y mucho más el corazón". Toda una invitación a entrar a la que sólo unos pocos se pueden resistir.


Y es que quien se resiste no será capaz de descubrir todos los rincones que este emblemático edificio esconde. Como esta capilla llena de símbolos ocultada tras una cortina con el escudo de la ciudad como protagonista.

Aparece el copatrono de Navarra presidiendo la capilla. Así es, San Fermín no es el patron de Pamplona como todo el mundo cree. El patrón de Pamplona es San Saturnino y San Fermín es quien comparte patronazgo de la comunidad foral con San Francisco Javier.

Y si mencionamos a San Fermin no nos podemos olvidar de sus fiestas que comienzan en este balcón. Todos los 6 de julio a las 12 del mediodía Pamplona estalla en un jolgorio hasta el día 14. Es salir al balcón aunque sea noviembre y sentir el ambiente festivo. Un hormigueo recorre el estómago. Te preguntas: ¿Y si algún día fuese yo quien tirase el chupinazo?


Aunque esas ilusiones no se acaben, los días si lo hacen y toca salir del ayuntamiento, ahora más que nunca con un sentimiento de hogar y acogida.
Además, para seguir admirando Pamplona no hace falta irse más lejos, ni mucho más arriba que el balcón para encontrar y darse cuenta de lo bella que es la capital Navarra y sus torres y edificios.


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