Parando el tiempo
Pasa el tiempo y aunque parezca que todo sigue igual, nada es lo mismo. No están las mismas hojas en las copas de los árboles, ni las nubes en el mismo cielo.
Ni siquiera nosotros permanecemos. Damos un paso más, aprendemos, damos un paso más, soñamos.
Dejamos que el tiempo pase y que él sea quien nos ayude a alcanzar nuestras metas.

En este punto se encontraba ella. Sin querer admitir que todo cambiaba constantemente, queriendo parar el tiempo. Estaba convencida de que podía hacerlo si de verdad lo deseaba.
Y lo hizo.
Salió de su casa un día. Alejó su mente de todas las preocupaciones que no le dejaban descansaar y se fijó en lo terrenal. Caminó por sitios conocidos, los de siempre. Los convirtió en desconocidos.
Se fijó en los coches y los paró. Congeló el tiempo para fijarse en sus colores, en sus ruedas, pero no se conformó con eso.
Quiso parar calles enteras, su gente. Paró la prisa, la incomunicación. Lo paró todo, hasta las nubes.
Paró el agua de los ríos, paró a sus amigos. Paró el día y la noche.
Lo hizo, sí, pero sólo gracias a su fiel amiga. Ella le ayudó a ver la realidad desde otro punto de vista y a plasmar recuerdos tanto de lo bueno como de lo malo. Le hizo aprender de sus errores y evolucionar sin parar de crear.
Su fiel amiga es su cámara de fotos, la única que le comprende cuando necesita escapar de la rutina y le ayuda a parar el tiempo.
Ella y su cámara, su cámara y ella. Frenando la vida, aprendiendo de cada detalle.
Ni siquiera nosotros permanecemos. Damos un paso más, aprendemos, damos un paso más, soñamos.
Dejamos que el tiempo pase y que él sea quien nos ayude a alcanzar nuestras metas.

En este punto se encontraba ella. Sin querer admitir que todo cambiaba constantemente, queriendo parar el tiempo. Estaba convencida de que podía hacerlo si de verdad lo deseaba.
Y lo hizo.
Salió de su casa un día. Alejó su mente de todas las preocupaciones que no le dejaban descansaar y se fijó en lo terrenal. Caminó por sitios conocidos, los de siempre. Los convirtió en desconocidos.
Se fijó en los coches y los paró. Congeló el tiempo para fijarse en sus colores, en sus ruedas, pero no se conformó con eso.
Quiso parar calles enteras, su gente. Paró la prisa, la incomunicación. Lo paró todo, hasta las nubes.
Paró el agua de los ríos, paró a sus amigos. Paró el día y la noche.
Lo hizo, sí, pero sólo gracias a su fiel amiga. Ella le ayudó a ver la realidad desde otro punto de vista y a plasmar recuerdos tanto de lo bueno como de lo malo. Le hizo aprender de sus errores y evolucionar sin parar de crear.
Su fiel amiga es su cámara de fotos, la única que le comprende cuando necesita escapar de la rutina y le ayuda a parar el tiempo.
Ella y su cámara, su cámara y ella. Frenando la vida, aprendiendo de cada detalle.







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