Una aventura artística
Si hay algo bueno que nos ha traído este 2020 tan atípico ha sido tiempo, sobre todo en el confinamiento, cuando no podíamos salir de nuestra casa. Mucha gente se ha puesto a hacer ejercicio con vídeos de Youtube (Patry Jordán no es la única que hace estos vídeos, por si no lo sabíais), a cocinar recetas (por lo general dulces) y a hacer cursos online. Yo no iba a ser menos y he caído en todas las que he mencionado, pero también he vuelvo a desempolvar un hobbie que tenía olvidada: la pintura.
Hace muchos años fui a alguna clase, pero desde entonces y muy de vez en cuando solo había practicado la caligrafía o lettering, como se le llama ahora. De hecho, se me había metido en la cabeza que no podía dibujar una figura más elaborada o incluso hacerlo a mano alzada, pero cogí mi libreta, unas acuarelas y temperas y me lancé. Incluso yo, fiel a los dibujos simples, el blanco y el negro, coloreé alguna pieza. Contenta con el resultado, me dije a mí misma, que podría probar a hacer lo mismo, pero de manera digital.
Y ahí me encontré, con mi paquete de Adobe inutilizado ante un nuevo mar de posibilidades: la ilustración digital. Ya había visto por redes varias cuentas que se dedicaban a esto (sí, aunque parezca mentira, solo varias y al parecer son un millar) y me planteé averiguar cómo se hacía. Todo con un equipo básico de portátil, un ratón, Photoshop y un tutoríal básico que me había salido en ‘vídeos recomendados’ de YouTube.
Empecé con una foto mía y de mi hermana en el monte, ya que lo que me interesaba a priori eran los colores y siluetas que ocupasen gran parte de la imagen. Una tarde entera más tarde, conseguí un resultado bastante decente para ser mi primera vez. Siendo consciente de los fallos que tenía, la subí a redes y tras varios elogios inesperados, me animé a seguir “dibujando”.
Y ahí me encontré, con mi paquete de Adobe inutilizado ante un nuevo mar de posibilidades: la ilustración digital. Ya había visto por redes varias cuentas que se dedicaban a esto (sí, aunque parezca mentira, solo varias y al parecer son un millar) y me planteé averiguar cómo se hacía. Todo con un equipo básico de portátil, un ratón, Photoshop y un tutoríal básico que me había salido en ‘vídeos recomendados’ de YouTube.
Empecé con una foto mía y de mi hermana en el monte, ya que lo que me interesaba a priori eran los colores y siluetas que ocupasen gran parte de la imagen. Una tarde entera más tarde, conseguí un resultado bastante decente para ser mi primera vez. Siendo consciente de los fallos que tenía, la subí a redes y tras varios elogios inesperados, me animé a seguir “dibujando”.
Mi siguiente ilustración quería que fuese de un objeto, sobre todo uno que no tuviese muchas florituras, pero que fuese especial. Sea como fuere acabé eligiendo una foto de mis zapatos granates que llevaba un día junto a mis calcetines del cuadro ‘Noche estrellada’ de Van Gogh (la que no quería florituras ¿sabes?). El caso es que me quedé muy contenta con la figura principal, pero me surgió el problema del fondo. Era una acera con muchos detalles que si coloreaba era probable que perdiese la forma. Por lo tanto, hice dos versiones, una con un fondo simple y otra dejando el fondo de la fotografía. Ambas me gustaban mucho, pero decidí llevarlo a votación. Como, no, otra vez las redes sociales parece que van a hacer magia. En Instagram quedó al 50% y en Twitter se decantaron por el fondo original de la fotografía.
Adobe Illustrator también fue un programa aliado en este proceso. Estuve experimentando, de nuevo, sobre una fotografía de mi misma. Este programa lo había usado para la creación de logos y maquetas de libros (que pronto podréis ver en el blog), pero nunca para ilustraciones. Me costó hacerme a alguna herramienta, pero conseguí un resultado con el que me quedé satisfecha. A pesar de que es un programa que ofrece muchas posibilidades que me gustaría explorar, para ilustraciones de momento me manejo mejor con Photoshop.
Iba todo contenta hasta que encontré un nuevo obstáculo en el camino: las texturas. En las anteriores ilustraciones trabajé con dibujos planos en los que el fondo era básico y al que no le había añadido nada especial, hasta que llegó esta imagen entre mis manos. Como la primera, es una imagen en la naturaleza, pero en esta los sujetos no tienen tanta importancia como el fondo. Hay un cielo nuboso y unas colinas en diferentes planos y colores. A pesar de que en digital siento que ha perdido algo el color, conseguí aprovechar diferentes pinceles con diferentes grosores para hacer que el fondo se pareciese al original y se intuyesen los diferentes tipos de arbustos y nubes.
Hasta aquí he presentado los dibujos e ilustraciones con los que he recomenzado mi aventura más artística. Son dibujos que tienen fallos y que no tienen tanto detalle en cuanto a los sujetos se refiere. He explorado aspectos básicos como líneas, colores y texturas, pero como sigo aprendiendo y sigo haciendo diferentes pruebas, pronto os actualizaré la andadura en este proyecto.
A pesar de que no sea muy buena y haya miles de artistas que se dedican a este tipo de ilustraciones, acepto encargos si queréis confiar en mí para una ilustración sencilla. Para darle la importancia que merece, también he creado una cuenta de Instagram, @itsaso.creates, en la que podréis ver los trabajos que voy realizando.
Itsaso Molinero Hernández







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